Los sueños de sentir que llegamos tarde a un tren, un avión, o algún otro vehículo son clásicas temáticas oníricas. Son sueños que generan estrés, con esa sensación de obstáculos, o maletas que pesan para llegar a nuestro destino. O ese momento de incredulidad cuando miras el reloj y justo es la hora para la que tenías el billete y no entiendes cómo te ha podido pasar.
A veces, el viaje para llegar al viaje resulta y nos colamos en un último momento en ese tren que va a cerrar las puertas. Los despertares de esos sueños traen una cierta sensación de alivio, al fin y al cabo. Otras veces, claramente no hay posibilidad de conseguir alcanzar la meta propuesta y una se despierta necesitando gestionar la frustración o la resignación.
Hay preguntas que se pueden hacer en este tipo de sueños para iluminar con lo que cada soñadora puede estar entrando en contacto.
- ¿En qué situación en mi vida tengo un plan específico que está avanzando con dificultades?
- ¿En qué situación necesito fluir más y disfrutar con lo que se me presenta?
- ¿Qué elementos o encuentros hay en el sueño que pueden estar obstaculizando mi viaje?
- ¿O por el contrario, qué elementos o encuentros pueden estar ofreciendo ayuda y me acompañan a avanzar?
- ¿Quiero realmente llegar a ese destino?
- Si aparecen maletas pesadas, ¿Qué necesito soltar internamente para avanzar más ligera?
- ¿De qué tren que no he podido coger, necesito hacer el duelo y acogerme con mimo?
- ¿Puedo conectar con nuevas rutas, horarios, posibilidades creativas?
Cada sueño invitaría a formular preguntas específicas. Toma éstas como inspiración que te pueda ayudar a formular las que tú puedas necesitar.
Se trata de sueños que nos movilizan el sistema nervioso: luchando por llegar a algo, o tratando de huir de algún obstáculo, o incluso paralizándonos en la respuesta. Visto desde este lugar, el sueño podría estar contándote, a modo de historia, cómo está tu sistema nervioso autónomo y qué necesitas para sentirte con mayor capacidad de regulación.
Desde esta mirada, propongo descansar en el adentro de cada una, en el cuerpo, en la respiración, en la metabolización orgánica. Como ejemplo:
- Si pesan las maletas y me cuesta avanzar, puedo preguntarme ¿Está mi digestión pesada y me cuesta avanzar durante el día con la energía suficiente?
- Si reacciono violentamente ante los obstáculos que me impiden el paso, ¿Qué enfado, escondido o congelado, necesito reconocer para volver a conectarme conmigo misma y con los demás?
- Si el tema es con los relojes, ¿Puede ser que mi sistema nervioso esté en hiperalerta y el sueño me indique que es hora de atender el reloj circadiano de otra manera?
Así que igual al tren que necesitas llegar es al de tu propio cuerpo en tu propio presente. Hay multitud de miradas. Y no por sentir que el sueño acabe en “éxito” o “fracaso”, tiene que serlo en vigilia. Porque los sueños son benevolentes y quieren acompañarnos a recuperar el rumbo, a veces de manera más mimosa y otras más contundente.
Y si lo que haces es coger un tren o un avión en los siguientes días tras un sueño así, pues también asegúrate de que llevas contigo el DNI y que compruebas tus horarios, por si las moscas. Es también una manera de mantener viva su esencia simbólica y psíquica 🙂