La libreta como contenedor exterior de nuestro mundo interior
La libreta de sueños es la herramienta más importante para la soñadora, puesto que en el emerger de la mañana, mucho del viaje nocturno se pierde si no plasmamos las historias en nuestra libreta. La libreta de sueños es libreta de vida. Es la fiel confidente para nuestro autocuidado, herramienta de vaciado, creatividad, expresión y reubicación.
La libreta es también fiel compañera en las noches de insomnio. Esa página en blanco que hace las veces de contenedor y escucha de nuestras vísceras y preocupaciones más acuciantes. Cuando el dormir no es posible, el vaciado en la libreta reconforta, y sin buscarlo, ayuda a reubicar esas ruminaciones que provocan el desvelo. Algo permite la elaboración, la metabolización de emociones y pensamientos, y con ello el descanso en los brazos del sueño.
Explicar los sueños es fundamental, es permitirles que les dé el aire bajo la luz del sol. Dado que se trata de un lenguaje simbólico, emocional y energético, la expresión creativa a través de la escritura, el dibujo, el collage,… también es fundamental, puesto que da tierra al agua que nos mueve. La elaboración escrita permite devolver el agua a las profundidades de nuestro ser, renovada. El compartir sería la evaporación del agua del árbol en el calor del día, el escribir sería devolver el agua nocturna a las capas freáticas de la tierra desde donde el árbol se nutre. Los dos movimientos son necesarios y vitales para la vida del árbol en equilibrio.
¿Cómo relatar el sueño en la libreta?
Cuando empiezo una libreta nueva, me gusta escogerla con cariño. Cualquier libreta vale, y a la vez, sabemos que lo que vamos a escribir es muy importante. Os dejo aquí unas pequeñas pautas que me gusta seguir a la hora de apuntar mis sueños y experiencias en la libreta.
- Puedes dejar las primeras páginas en blanco para hacer un índice de tus sueños. Esto es práctico cuando llevas ya un tiempo apuntando tus sueños y quieres buscar una referencia pasada.
- Para referenciar cada sueño, le pongo la fecha de la mañana en la que me despierto. Si estás conectada a la ciclicidad de la luna, a mí también me gusta apuntar la fase en la que se encuentra la luna esa noche.
- Dejo un pequeño espacio para poner un título, y apunto el relato del recuerdo del sueño que está conmigo, en PRESENTE. El sueño está vivo y cuando lo relato en tiempo presente es cuando me puedo relacionar con él más fácilmente. Presto atención a la narrativa del sueño, a lo que ocurre y también hago referencia a cómo me siento yo en el sueño frente a lo que va sucediendo o voy cocreando. En el sueño, estoy conectada a mi cuerpo emocional y quiero darle espacio a cómo mis respuestas emocionales se relacionan con lo que sucede.
- Justo al acabar de apuntar el relato, le pongo un título. Surge de forma bastante espontánea. A veces el simple hecho de condensar la información del sueño en un título nos ofrece ya información que resuena. La fecha y el título del sueño son los elementos con los que construyo el índice de las primeras páginas.
- Si utilizas un formato electrónico en vez de una libreta física, las pautas son las mismas. Si escribes directamente en el ordenador, te será más fácil encontrar alguna referencia pasada de tus sueños. Yo he estado muchos años con libretas de papel y desde hace un tiempo, escribo directamente en el ordenador. Y la libreta la utilizo para cuando salgo de viaje o estoy haciendo otras elaboraciones. Depende de lo que te sea más cómodo en cada momento.
- Estos serían los elementos básicos. Si tienes más tiempo y ganas de explorar más, puedes seguir escribiendo las emociones que sientes ya despierta, las asociaciones que te vengan entre la experiencia de sueño y la experiencia de vigilia o simplemente puedes hacer algún pequeño dibujo si te gusta dibujar, o dejar el espacio para más tarde. Antes de ir a dormir puede ser un buen momento de retomar la libreta y jugar con el color y el dibujo, si es algo que disfrutas.
Recordar nuestros sueños
El recuerdo del sueño es huidizo puesto que hemos de hacer el recorrido de la historia a la inversa, al despertarnos en el final. Podemos desistir enseguida diciéndonos que no recordamos o que es minúsculo lo que queda vivo. Aun así, la práctica de escribir aquello que juzgamos pequeño e insignificante abre una puerta. Pues parece que al mundo del sueño le gusta vernos coger lápiz y papel, o cualquier versión digital que nos resulte más cómoda, y un recuerdo llama a más recuerdo, en desorden en un nuevo orden que le estoy dando en el momento para darle coherencia. Está todo bien. Esa es la historia que traigo de esa noche. Me va a acompañar durante ese día, e incluso durante mucho más recorrido.
Ha habido temporadas en que he permitido que el sueño me acompañe durante el día, y lo plasmo a la noche por escrito. Suele quedar menos recuerdo. Aunque a veces siento que, cuando lo hago así, me quedo con lo más esencial o crudo. Lo desvisto y suele quedar una imagen o pequeña secuencia fundamental. Es también una manera de prepararme para el siguiente descanso, la libreta como contenedor de lo esencial del sueño, lo esencial de la vigilia y todo aquello que necesite ser elaborado. El momento nocturno de preparación para ir a soñar, espacio de apertura entre los mundos, curiosidad y entrega a lo creativo. Es momento de soltar el control y confiar en que el sueño nos cuida, sea cual sea el material que aparezca.
La vida del alma que se expresa en nuestros sueños está deseando que nos pongamos a la escucha. Dejamos de ir a dormir para ir a soñar, y nos encontramos al otro lado de la noche con un relato fresco para nuestra vida íntima, que va reverberando en otras áreas. El recuerdo aparece cuando nos acostumbramos a preguntarnos al despertar: ¿Qué estaba soñando? ¿Dónde y con quién estaba? Las sensaciones con las que nos despertamos provienen del mundo onírico. Quedarnos con esas sensaciones, en esa autoobservación, nos ayuda también a recuperar las imágenes y las palabras que las acompañan. Así, cuidamos el antes y el después del sueño.
