La evolución del reunirse en círculo
El círculo tiene una geometría específica que es contenedor seguro de lo que sucede en su interior.
Cuando nos reunimos en círculo para compartir sueños parece que salimos del tiempo lineal y nos conectamos con el tiempo de los ancestros, tiempo en el que las reuniones se hacían alrededor del fuego y las historias y los sueños que se contaban configuraban los imaginarios de la comunidad. Esta ha sido la norma en la mayoría de sociedades tribales a lo largo de la historia. Es la circularidad de la Era Tribal donde el individuo se identificaba con el grupo.
Hoy en día, retomar los encuentros en círculo parece revolucionario y novedoso al romper con las estructuras verticales del que sabe y el que no sabe y colocarnos en una estructura horizontal donde estamos todos en el mismo nivel y nos complementamos. En la Era del Individualismo, nos hemos vuelto a reunir en círculo para expresarnos en nuestra singularidad más allá de pertenencias sociales y categorías culturales.
Con la visión del planeta Tierra desde el espacio, a finales de la década de 1960, emerge la conciencia planetaria y podemos reconocernos colectivamente como pertenecientes al mismo planeta. De esto hablo más en este artículo. Es la Era Global y nos reunimos en círculo desde la conciencia de la interconexión, del respeto a la diferencia desde la pertenencia a la casa común. Los talleres de sueños que facilito incorporan esta conciencia evolutiva de la forma circular.
La conciencia de interconexión
Estamos muy acostumbrados a pasarlo todo por el filtro de la razón. La invitación del círculo es a conectar profundamente con el lenguaje de la psique que es un lenguaje simbólico y que nos acerca a esa vocecita interior que desea ser escuchada y tenida en cuenta. El hecho de prestar atención a los sueños nos lleva a navegar nuestro mundo emocional con más herramientas, donde la metáfora vuelve a tener su lugar central.
En los círculos de sueños se expresa la creatividad que emana de los sueños y se juega creando a partir del sueño. Eso es en sí un regalo dado que pone de manifiesto nuestras cualidades innatas. Cuando ponemos la creatividad al servicio de un mayor conocimiento propio ampliamos la definición que hacemos de nosotros mismos y nos ponemos en contacto con partes de nosotros que hemos podido exiliar en el pasado y que quieren pertenecer de nuevo.
El círculo es un espacio de escucha atenta donde los sueños de los demás ayudan a configurar un tejido cuyo dibujo nos habla a todos los presentes. La atención al inconsciente nos permite tender puentes y mirarnos entre nosotros como en espejos. Es un espacio donde se abre el corazón y el juicio desaparece, y donde los sueños individuales se tornan sueños colectivos que pueden abrir las alas y echar a volar.
Imagina, por un momento, una civilización global pacífica. ¿Utópico? Sí y no. En términos de tecnología y recursos, es totalmente factible. Además, sospecho que por lo menos el 90% de la población mundial desearía que ocurriera. Los obstáculos reales son, como suele ser el caso, internos, no externos. Esta es la razón por la que veo el profundo trabajo interior que hacemos en el círculo como una contribución esencial a la sanación de nuestro mundo.
Jalaja Bonheim